Sanatorio de tuberculosos de Sierra Espuña, Murcia. Un lugar abandonado, poseído por la naturaleza.
Acompáñanos en este viaje por la historia del sanatorio de tuberculosos de Sierra Espuña. Un lugar en ruinas y deshabitado situado en uno de los entornos más verdes y frondosos del sureste de España. Se trata de uno de esos lugares poseídos por la naturaleza que en algún momento tuvieron su historia. Una historia que se va desvaneciendo con el paso del tiempo.
En esta ocasión tenemos una escritora muy especial: María Cánovas, autora del post y de las fotografías. En este post María nos muestra imágenes del lugar y mantiene vivas las historias y leyendas que ha podido recopilar.
Este lugar está cerrado y completamente abandonado. No se puede visitar por el estado ruinoso de su estructura. Te invitamos a visitarlo virtualmente a través de las imágenes y vídeos de nuestro blog.

Historia del sanatorio de tuberculosos abandonado de Sierra Espuña, Murcia
Según el diario La Opinión de Murcia, actualmente se cumplen 21 años del cierre del Sanatorio de Tuberculosos, siendo en 1997 cuando se retiró la vigilancia de este edificio, perteneciente a la Comunidad, situado concretamente en El Berro (Alhama de Murcia). El Sanatorio funcionó hasta el año 1960.

Entre 1917 y 1962 en este edificio, se realizaban sus funciones hospitalarias para personas que sufrían tuberculosis y lepra. La tuberculosis (conocida también como mal del rey, peste blanca, tisis o plaga blanca) es la enfermedad que provoca más morbilidad y mortalidad en el mundo, con 8 millones de casos y 3 millones de muertes anuales (Díez, 1999).
Actualmente, aun existiendo casos de tuberculosis (4000 casos al año en España, según fuentes de la OMS del 2017), se conoce su agente causal, mecanismo de transmisión y, por ende, existe un tratamiento que funciona y una estrategia de control eficaz.
La lepra por otro lado, es una de una de las enfermedades más antiguas del mundo – al menos de las consideradas como tal por el ser humano- (la primera información data del libro Susruta Shamita, 600 años a.C., en la India, o en libros de medicina china, 500 años a.C.), quizás propagada por los fenicios provenientes de Siria y el Líbano, del II milenio y primeros del 1 a.C. a través de las costas españolas, destacando su estigma social que la ha marcado. Se trata de una enfermedad crónica infecciosa – que no contagiosa – causada por Micobacterium leprae, un bacilo acidorresistente, que afecta a la piel, a los nervios periféricos, la mucosa de las vías respiratorias altas y de los ojos.

Una de las observaciones que realizamos fue, lo aislado que se encontraba este edificio de las zonas habitables, in facto, una de las referencias que hemos encontrado es el título de este post “sanatorio de antituberculosos de Murcia”, ¿queremos combatir una enfermedad o al enfermo? El papel del miedo en este hecho histórico, consideramos, es fundamental. El aislamiento en esta época era una medida lógica para evitar contagios y quizás ocultar (no querer ver) un problema de salud del cual no se conocían avances de intervención eficaces.

A principios del siglo XX, tanto la tuberculosis como la lepra eran abundantes en España, debido a la pobreza y, por tanto, a la falta de higiene, se propagaban rápidamente, siendo la enfermedad más preocupante la tuberculosis. Se construyeron y se habilitaron, pues, centros para albergar a los enfermos de las enfermedades de las que no se tenía tratamiento específico, en montañas alejadas del país o alejadas de las zonas pobladas.

En el caso del Sanatorio de Sierra Espuña, la primera referencia que indica el investigador Xavier Godoy, se halla en el periódico de publicación anual “Espuña” (órgano de Campamento provincial de los Exploradores durante la semana excultista) de la edición de Julio de 1917, donde se indica que es el arquitecto Don Pedro Cerdán (quien conoce perfectamente la enfermedad de tuberculosis) el que diseña un moderno sanatorio. Este arquitecto indicará en referencia al novedoso emplazamiento “…situado en una zona protegida de los vientos del norte y poniente…”, con la finalidad de proteger a los pacientes del viento. Así, quedaría situada en una altitud de 730 metros, en terreno seco y arenisco, rodeado de pinos centenarios cargados de luz natural.
La estructura estará formada de tres alas de dos alturas y el sótano. Después se añadió la casa del conserje, situada a unos 300 metros antes de la entrada principal del sanatorio, así como el depósito de cadáveres, los velatorios, un acueducto para recoger agua del deshielo, etc. En la fachada principal se colocó una escultura de cristo.
El 8 de julio de 1917, el Obispo de la diócesis de Cartagena P. Vicente Alonso Salgado, bendijo y colocó la primera piedra del sanatorio-hospital-antituberculoso, con el capital del Patronato Benéfico-Social del Sanatorio Antituberculoso de Sierra Espuña.
Por lo que hemos leído, dicho patronato estaba formado por vecinos que se encargaron de repoblar Sierra Espuña (1917) y estaban preocupados por la patología de tuberculosis, sin embargo, cabría recabar más datos sobre su origen. ¿Y cómo consiguieron fondos para la obra de Cerdán? Mediante corridas benéficas, zarzuelas y otras actividades de índole social. Es el Estado quien, a finales del año 1931, acepta el proyecto, cedido por el Patronato, por la ausencia de fondos incompatible con su construcción. Así, se termina de construir en 1934 y se inaugura finalmente en 1935, llamándose “Sanatorio antituberculoso de Sierra Espuña”.

Cuando comenzó la práctica clínica en el edificio se trasladaron los enfermos a ese lugar. El hospital estaba formado entonces por 200 camas y 50 empleados. La distribución fue (según datos encontrados) la siguiente:
– En la planta superior estaban los enfermos más graves que requerían reposo y más aislamiento que el resto.
– En la planta baja, convivían los enfermos menos graves. Estos podían dar paseos por la sierra y ser visitados.
Por lo general, los enfermos de la planta baja ascendían al siguiente nivel, donde morían tras una larga agonía y pesar. Una vez a la semana, el sepulturero del cementerio de Alhama ascendía a la sierra y recogía los cadáveres para darles entierro.
Existen datos del año 1949, que indican que el edificio también fue ambulatorio para vecinos de Aledo y El Berro, fecha en la que se descubre la estreptomicina, medicamento fundamental para el tratamiento de la tuberculosis. Así, muchos enfermos se recuperaron y fueron dados de alta, y los que quedaron se trasladaron al Hospital Provincial de Albacete.
Tras un año, el Estado y sus competencias de sanidad, abogaron por que este edificio fuera un orfanato y un espacio para personas necesitadas de hogar y alimento. En 1962, por los elevados gastos de manutención, el Ministerio – el Estado – cerró el edificio. No fue hasta 1980 cuando, el Gobierno Regional realizó una inversión elevada para reconvertir la antigua casa del cura en un albergue juvenil, pero por la falta de presupuesto, solo se habilitaría el ala izquierda, quedando el resto en su estado de abandono. El hecho de realizar actividades junto a paredes y habitaciones que no se mantenían ni se rehabilitaban, influyó a las personas que asistieron o pensaban hacerlo en esa época, por lo que en 1995 cerró definitivamente, permaneciendo el equipo de vigilancia, el cual dejó de ejercer en 1997 por órdenes estatales.

En la actualidad no existe información directa o indirecta del sanatorio en los archivos en el archivo histórico regional ni en Alhama de Murcia – seguramente por la quema de los documentos durante la Guerra Civil Española –. La única documentación en referencia a este centro, es la redacción de empadronados, es decir, de los pacientes del sanatorio, que se encuentran en los archivos del ayuntamiento de Alhama de Murcia.
¡Pues bien! Una vez “conocida” la historia de este edificio, a falta de conocer más datos de fuentes claras y fiables – difícil cuestión para la Historia y la Arqueología – , hemos de comentar que son varios los misterios asociados al Sanatorio. Incluso nuestro querido Iker Giménez asistió en una ocasión a este lugar. En añadidura, muchas personas indican haber percibido entes mediante cacofonías o visualizaciones, y fueron conocidos unos soldados que se asustaron un poco al pasar la noche allí…

Debemos decir que, como todo lugar construido y posteriormente abandonado, no podemos afirmar que sea totalmente seguro visitarlo en cuanto a su estructura física, pues hay zonas derruidas, como estructuras de escaleras y techos, de hecho, si queréis asistir, pensamos que no es buena idea bajar ni subir por las diferentes plantas. El Ayuntamiento lo mantiene cerrado y se entiende que está prohibido entrar.
Ubicación del Sanatorio de Sierra Espuña
Desde Gluubo apostamos por la curiosidad y el disfrute sin riesgos vitales 🙂 y con el máximo respeto al entorno y al lugar en sí.
María Cánovas,
gracias al descubrimiento de Iván Martínez y tras la súper idea de redacción de Andrea Lluch.
Fuentes indagadas: Historia de la Dermatología. Historia de la lepra en España. José Terencio de las Aguas. Consalud.es. Rua.ua.es. Sanipe.es. Seamp.net.
¡Buenas tardes!
Estoy haciendo un trabajo de investigación sobre los sanatorios antituberculosos en España. Me ha encantado vuestro artículo. ¿Podríais ayudarme con la búsqueda de las fuentes? Sobre todo a la hora de citar me vendría genial. ¡Muchas gracias de antemano! ¡Un gran trabajo!
Hola, soy Natalia.
Yo estoy realizando un trabajo de investigación sobre el Sanatorio de tuberculosos de Sierra Espuña.
Me ayudaría mucho que me mandases fuentes sobre ese tema, ya que las fuentes que he encontrado no son verídicas y este trabajo marcará mi entrada a la universidad, si puedes y tienes tiempo te dejo por aquí mi correo, con el que llevo a cabo el trabajo.
Hola Natalia. Nos encantaría ayudarte con tu investigación pero en Gluubo siempre estamos buscando lugares nuevos para compartirlos con vosotros. Por desgracia, no podemos ayudarte con tu investigación pero deseamos que sea todo un éxito! Gracias por visitarnos ^^
Hola!!
Soy fan del urbex y no es la primera vez que voy a visitarlo, casi 2 años entre medias fui en noviembre de nuevo y la verdad es que ha perdido todo su encanto, debidos a las pintadas, a la gente que lo destroza, al tiempo… Dejo de dar digamos ese » miedo / respeto» que generaba , esa intriga por ver lo que te encontrarías… Pero eso no quita tu trabajo y la exposición que hiciste, solo doy mi opinión de haberlo visto hace casi dos años, cuando se publicó el post, a lo que hay hoy en día…