Sagunto, crisol de culturas de levante en épocas pasadas, hoy es la ciudad que recoge el testigo de sus ancestros, emplazados a conciencia entre la puerta mercantil del Mare Nostrum romano y la bella Sierra de Calderona, bordeada por el río Palancia y coronada con el gran cerro que domina la comarca.
En esta aventura te invitamos a que viajes al pasado y que vivas la experiencia de recorrer un lugar repleto de historia. Para ello, lo ideal es que busques un alojamiento que esté a la altura y que te trasmita el mismo encanto que posee la ciudad.
La antigüedad y su legado saguntino
El antaño oppidum ibérico de Arse, germen de la villa presente, es una imponente atalaya que exhibe su castillo a la región. Este ha sido un lugar codiciado primero por púnicos y luego por romanos, que desencadenaron su furia al ser tomada por el imbatible Aníbal, en su incesante camino a la conquista de Roma, hace más de 2200 años.
Reconvertida en Saguntum, los latinos encontraron un idóneo enclave para adentrarse en la Península gracias a su puerto, levantando por ello una doble muralla y mejorando sus muelles en el conocido como Grau Vell (“Grao Viejo”). Toda esta romanización conllevó la posterior urbanización de las faldas del cerro, pudiendo admirarse en su casco antiguo, calles y monumentos de su pasado romano, herencia árabe, patrimonio judío y remodelación cristiana.

Lo que no te puedes perder
La capital del Campo de Murviedro ofrece un abanico de rincones que el viajero no puede dejar de visitar, donde se mezclaban encrucijadas de civilizaciones y multitud de creencias que han dejado su huella en la ciudad.
Templo de Diana
En las cercanías de la gótica Iglesia de Santa María, los restos de un templo de entre los siglos V y IV a.C. evidencian la presencia romana. El ábside de la iglesia señala a una construcción mural de grandes sillares, cuyo conjunto ha sido declarado Monumento Nacional.

Castillo de Sagunto
La magnífica fortaleza, situada a gran altitud y de una importante extensión, es la memoria de los distintos pueblos que se resguardaron en su interior a lo largo de su historia. Posee siete diferentes plazas, en las que se localizan edificaciones religiosas, públicas y de defensa, protegidas por una interminable muralla, puesta a prueba en más de una ocasión. Hoy en día, es una posición privilegiada desde donde disfrutar de las maravillosas vistas que nos obsequia su imponente altura.

Teatro Romano
Descendiendo del castillo, se perfila el teatro romano de Sagunto, erigida en la ladera que sirvió para su cimentación. Es el orgullo de la urbe, dotado de una rehabilitación que conserva a la perfección la sonoridad revelada por la ingeniería romana. Aún se siguen representando conciertos y espectáculos, albergando un gran número de espectadores, que mantienen vivo su uso primigenio.
Judería
Atravesar el Portalet de la Sang significa internarse en los encantos de la judería murviedresa. Las callejuelas de piedra dirigen los pasos que llevan a la sinagoga, las diversas carnicerías y la casa del rabino, por medio de arcos y casas encaladas, que permiten imaginar cómo era en otros tiempos la vida de estos hebreos antepasados.

El espectacular paisaje de terrazas y urbanismo que presenta Sagunto supone la evocación de la memoria histórica vivida por esta fascinante urbe. Es aquí donde el afortunado invitado se ve inmerso en un viaje espacio-temporal, que mediante la serenidad de sus paseos y el alcance de sus sentidos, convierte su horizonte en la visión de los primitivos trazos que estas calles han logrado preservar.
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