Uno de los valores añadidos de las Islas Baleares es que no es solo un destino de bañador y sombrilla. Por ello, sea invierno, primavera, verano u otoño en la península, esta pequeña isla del archipiélago balear es un destino ideal para visitar. Mejor todavía si el tiempo acompaña y no solo puedes disfrutar de las mejores playas de Formentera con la mirada, sino con todos los sentidos.
Son muchas las playas, calas y espacios de baño los que ofrece la isla, pero desde Gluubo queremos recomendarte algunas de las mejores. Lo ideal es planear un viaje para visitar varias de ellas. Y qué mejor para ello que alquilar una moto en https://www.formenteramotorent.com/es/alquiler-moto-formentera/ para hacer la ruta notando el fresco de la brisa marina en la cara.
Qué vas a descubrir en esta guía
Playa de Llevant
¿Tienes en la cabeza una de esas paradisíacas playas del caribe? Pues algo muy parecido es lo que ofrece esta playa. Su agua, de un color casi sobrenatural, contrasta con la fina y suave arena que masajeará tus pies en los bellos paseos que hagas a lo largo de su kilómetro y medio de longitud.
Es, eso sí, uno de los enclaves más populares de la isla, así que en temporada alta puede que no sea lo más tranquilo si es lo que estás buscando, pero siempre es posible encontrar un punto más alejado del resto de bañistas.
Cala Saona
Cambiamos ahora las finas arenas por las rocas desiguales de Cala Saona. Situada en la zona sur de la Isla se encuentra uno de los puntos más visitados de Formentera por su belleza. Embarcaderos de madera y cañizo sirven de entrada a un mar de cristal en el que casi podrás reflejarte.
Las vistas ya merecen la pena, pero lo ideal es zambullirse en esas cálidas y tranquilas aguas y, por qué no, calzarse las zapatillas deportivas e iniciar una ruta senderista de las muchas que ofrece el entorno.
Platgetes del Caló
Este es un lugar extraño y muy curioso. Platgetes del Caló o Playa de Ses Platgetes, es un espacio que está situado en la zona más estrecha de la isla y es una zona en la que la roca viva convive con la arena en una alternancia casi perfecta.
Es, sin duda, el perfecto lugar para una escapada romántica, pues está lleno de íntimos rincones en los que dar rienda suelta a los sentimientos y celebrar el amor.
Es Ram
Una de las menos turísticas (para momentos en los que busques tranquilidad y silencio) es la cala de Es Ram. Es un espacio rocoso para el que es recomendable llevar calzado adecuado, pero que te adentrará en la reserva natural de La mola.
Agua salada, cristalina y con blanca arena entre pinos y bosques que te harán sentir fuera del mundo civilizado. Llegar a ella es difícil, por lo que nuestra recomendación es entrar y salir en las horas de menos calor, para evitar sufrimiento innecesario, y llevar todo lo preciso (comida, sombrillas y agua) para pasar un buen rato en este trozo del Edén.
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