¡Buen camino, peregrino! Es la frase que escucharás si decides transitar el Camino de Santiago, una de las rutas más famosas del mundo. Es una peregrinación de origen católico que se inició en la Edad Media. Su objetivo es llegar a la tumba del apóstol Santiago el Mayor, cuyos restos se cree reposan en la basílica de Santiago de Compostela, en Galicia.
El Camino de Santiago
Cuando inicias el Camino de Santiago desde una ruta oficial, te entregan una credencial que te identifica como peregrino y te hacen una pregunta -¿Por qué quieres ser peregrino? La credencial tiene forma de un pasaporte, pero lo utilizas durante todo el camino. Vayas al albergue que vayas, muestras orgulloso tu credencial para que te la sellen. Bien sea con sellos de madera tradicional o con modernos sellos de caucho, siempre pides tu recompensa por tan duro recorrido.

Cuando por fin llegas a Santiago de Compostela, repasas tu credencial y descubres que a penas cabe un sello más. Recordando, te das cuenta de que cada uno de esos sellos significan mucho para ti. Pero, hay otra cosa que también te acompañará todo el trayecto, y es la pregunta que te hicieron el primer día -¿Por qué quieres ser peregrino?. Te has pasado todo el camino formulándote a ti mismo esa pregunta, y da igual lo que respondieras el primer día, porque tu respuesta solamente la encuentras durante el camino.

Existen muchas rutas diferentes, algunas parten de Francia y otras de la península ibérica, pero la más transitada es el Camino Francés, que se inicia en Roncesvalles. Cada quien tiene motivos personales, pero uno de los alicientes que encontrarás para emprender el viaje son las leyendas y curiosidades que no faltan en el trayecto. Aquí te relatamos algunas de ellas.

Algunas curiosidades sobre el Camino de Santiago
La vieira ha pasado a ser el símbolo del camino y del apóstol. Cuenta el Códice Calixtino que el origen de la tradición es lo acontecido al hijo del Conde de Bouzas. Tratando de llamar la atención de su pretendida, se metió al mar montando un caballo. Una ola grande lo derribó y fue arrastrado mar adentro. Muy asustado, rezó, y cuando logró salir a la playa estaba cubierto de vieiras.

La afluencia de peregrinos estimuló la picaresca local. Los ladrones se disfrazaban con hábitos de peregrino para engañar. Los posaderos daban dinero falso al cambio, cobraban en exceso o servían comida rancia. Felipe II debió intervenir, ordenando en 1590 que solo los que venían de más allá de los Pirineos podían portar el hábito, prohibiéndolo a los españoles.

Cuando llegues a la basílica, el certificado que te habrán sellado en cada uno de los albergues del camino cobrará importancia. Te permitirá obtener un documento centenario llamado la Compostela, que acredita el haber completado tu peregrinación.

Por último, nos gustaría hablarte de un bar muy curioso que se encuentra en la ciudad de Ourense. Todos los peregrinos pueden dejar su huella en ese bar escribiendo un mensaje en una de las miles de vieiras que cubren las paredes.
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